Era hija de Mariano de Pineda y Ramírez, capitán de navío de Granada y caballero de la Orden de Calatrava, que nunca llegó a casarse por motivos que se desconocen con María de los Dolores Muñoz y Bueno, de Lucena, mucho más joven y de menor condición que él. La pareja tuvo una primera hija en Sevilla, donde residió un tiempo, pero falleció al poco de nacer, y después de trasladarse a Granada, donde vivieron en casas separadas, tuvieron una segunda hija, que fue Mariana. Después del nacimiento, la madre y la hija se fueron a vivir a la casa del padre, don Mariano, quien unos meses más tarde, a causa de la enfermedad crónica que padecía, firmó un documento por el cual otorgaba a la madre todos los derechos sobre la hija. Pero al poco tiempo don Mariano denunció a su pareja por haberse apropiado de ciertos bienes puestos a nombre de su hija y María Dolores huyó de la casa común con la niña, siendo detenida y obligada a devolver a la niña a su padre el 12 de noviembre de 1805. Tras la muerte de don Mariano, Mariana pasó a la tutela de un hermano de aquel, que era ciego, soltero y tenía cuarenta y siete años. Sin embargo, tras casarse con una mujer mucho más joven que él, traspasó sus responsabilidades de tutor a unos jóvenes dependientes suyos, José de Mesa y Úrsula de la Presa, a cuyo cargo quedó la niña a lo largo de su infancia.2
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